Está apareciendo un nuevo fenómeno que, a priori, parece incongruente con la situación de crisis que estamos padeciendo.
Gente que venden su piso en las grandes capitales y, con lo que sacan, se compran una finca rústica, no demasiado lejos de esa capital, para construirse una casa para vivir todo el año.
Bien pensado, al que le gusta el campo y está esperando que llegue el fin de semana para escaparse de la ciudad, es una opción muy interesante.
Seguro que lo ganará en salud.
F.G.